2 Esta bestia se parecía a un leopardo, ¡pero tenía las patas de un oso y la boca de un león! Y el dragón le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad.
3 Vi que una de las cabezas de la bestia parecía estar herida de muerte, ¡pero la herida mortal sanó! Todo el mundo se maravilló de este milagro y dio lealtad a la bestia.
4 Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—, ¿quién puede luchar contra ella?».
5 A la bestia se le permitió decir grandes blasfemias contra Dios, y se le dio autoridad para hacer todo lo que quisiera durante cuarenta y dos meses.
6 Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir a los que habitan en el cielo.
7 Además se le permitió a la bestia hacer guerra contra el pueblo santo de Dios y conquistarlo; y se le dio autoridad para gobernar sobre todo pueblo y toda tribu, lengua y nación.
8 Y adoraron a la bestia todos los que pertenecen a este mundo cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida antes de la creación del mundo, el libro que le pertenece al Cordero, que fue sacrificado.