17 Luego el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió un fuerte grito: «¡Todo ha terminado!».
18 Entonces rugieron y retumbaron truenos, y salieron relámpagos; y se produjo un fuerte terremoto, el peor desde que el hombre fue puesto sobre la tierra.
19 La gran ciudad de Babilonia se partió en tres secciones, y las ciudades de muchas naciones cayeron y quedaron reducidas a escombros. Así que Dios se acordó de todos los pecados de Babilonia, y la hizo beber de la copa que estaba llena del vino del furor de su ira.
20 Entonces desaparecieron todas las islas, y las montañas se vinieron abajo y no existieron más.
21 Hubo una gran tormenta de granizo, y piedras de granizo, como de treinta y cuatro kilos cada una, cayeron del cielo sobre las personas. Maldijeron a Dios debido a la terrible plaga de granizo.