21 pero había un juramento con relación a Jesús. Pues Dios le dijo:«El Señor ha jurado y no romperá su juramento:“Tú eres sacerdote para siempre”».
22 Debido a ese juramento, Jesús es quien garantiza este mejor pacto con Dios.
23 Hubo muchos sacerdotes bajo el sistema antiguo, porque la muerte les impedía continuar con sus funciones;
24 pero dado que Jesús vive para siempre, su sacerdocio dura para siempre.
25 Por eso puede salvar —una vez y para siempre— a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos.
26 Él es la clase de Sumo Sacerdote que necesitamos, porque es santo y no tiene culpa ni mancha de pecado. Él ha sido apartado de los pecadores y se le ha dado el lugar de más alto honor en el cielo.
27 A diferencia de los demás sumos sacerdotes, no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día. Ellos los ofrecían primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Sin embargo, Jesús lo hizo una vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo como sacrificio por los pecados del pueblo.