27 Pues el corazón de este pueblo está endurecido,y sus oídos no pueden oír,y han cerrado los ojos,así que sus ojos no pueden ver,y sus oídos no pueden oír,y sus corazones no pueden entender,y no pueden volver a mípara que yo los sane”.
28 »Así que quiero que sepan que esta salvación de Dios también se ha ofrecido a los gentiles, y ellos la aceptarán».
30 Durante los dos años siguientes Pablo vivió en Roma pagando sus gastos él mismo. Recibía a todos los que lo visitaban,
31 y proclamaba con valentía el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo; y nadie intentó detenerlo.