22 Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús.
23 Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria.
24 Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas.
25 Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.
26 Todo el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.
27 »Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine!
28 Padre, glorifica tu nombre».Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi nombre y lo haré otra vez».