23 Cualquiera que me odia a mí también odia a mi Padre.
24 Si yo no hubiera hecho entre ellos esas señales tan milagrosas que nadie más podría hacer, no serían culpables; pero la verdad es que vieron todo lo que hice, y aun así nos siguen odiando a mí y a mi Padre.
25 Con eso se cumple lo que está registrado en sus Escrituras: “Me odiaron sin motivo”.
26 »A ustedes yo les enviaré al Abogado Defensor, el Espíritu de verdad. Él vendrá del Padre y dará testimonio acerca de mí,
27 y también ustedes deben dar testimonio de mí porque han estado conmigo desde el principio de mi ministerio.