3 Eso se debe a que nunca han conocido ni al Padre ni a mí.
4 Les digo estas cosas ahora para que, cuando sucedan, recuerden mi advertencia. No las mencioné antes porque todavía iba a estar un tiempo más con ustedes.
5 »Ahora voy a aquel que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta adónde voy.
6 En cambio, se entristecen por lo que les he dicho.
7 En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes;
8 y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene.
9 El pecado del mundo consiste en que el mundo se niega a creer en mí.