27 Entonces le dijo a Tomás:—Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree!
28 —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás.
29 Entonces Jesús le dijo:—Tú crees porque me has visto, benditos los que creen sin verme.
30 Los discípulos vieron a Jesús hacer muchas otras señales milagrosas además de las registradas en este libro.
31 Pero estas se escribieron para que ustedes sigan creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.