24 Cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y cruzaron el lago hasta Capernaúm para ir en busca de Jesús.
25 Lo encontraron al otro lado del lago y le preguntaron:—Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Jesús les contestó:—Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas.
27 No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre. Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.
28 —Nosotros también queremos realizar las obras de Dios —contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?
29 Jesús les dijo:—La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado.
30 —Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer?