32 Y, si no puede, enviará una delegación para negociar las condiciones de paz mientras el enemigo todavía esté lejos.
33 Así que no puedes convertirte en mi discípulo sin dejar todo lo que posees.
34 »La sal es buena para condimentar, pero si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo?
35 La sal sin sabor no sirve ni para la tierra ni para el abono. Se tira. ¡El que tenga oídos para oír debe escuchar y entender!».