4 Como ellos se negaron a contestar, Jesús tocó al hombre enfermo, lo sanó y lo despidió.
5 Después se dirigió a ellos y dijo: «¿Quién de ustedes no trabaja el día de descanso? Si tu hijo o tu buey cae en un pozo, ¿acaso no corres para sacarlo?».
6 Una vez más, ellos no pudieron responder.
7 Cuando Jesús vio que todos los invitados a la cena trataban de sentarse en los lugares de honor, cerca de la cabecera de la mesa, les dio el siguiente consejo:
8 «Cuando te inviten a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor. ¿Qué pasaría si invitaron a alguien más distinguido que tú?
9 El anfitrión vendría y te diría: “Cédele tu asiento a esta persona”. Te sentirías avergonzado, ¡y tendrías que sentarte en cualquier otro lugar que haya quedado libre al final de la mesa!
10 »Más bien, ocupa el lugar más humilde, al final de la mesa. Entonces, cuando el anfitrión te vea, vendrá y te dirá: “¡Amigo, tenemos un lugar mejor para ti!”. Entonces serás honrado delante de todos los demás invitados.