29 Al llegar a las ciudades de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos, mandó a dos discípulos que se adelantaran.
30 «Vayan a la aldea que está allí —les dijo—. Al entrar, verán un burrito atado, que nadie ha montado jamás. Desátenlo y tráiganlo aquí.
31 Si alguien les pregunta: “¿Por qué desatan al burrito?”, simplemente digan: “El Señor lo necesita”».
32 Así que ellos fueron y encontraron el burrito tal como lo había dicho el Señor.
33 Y, efectivamente, mientras lo desataban, los dueños les preguntaron:—¿Por qué desatan ese burrito?
34 Y los discípulos simplemente contestaron:—El Señor lo necesita.
35 Entonces le llevaron el burrito a Jesús y pusieron sus prendas encima para que él lo montara.