48 Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor;
49 pero los amigos de Jesús, incluidas las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron mirando de lejos.
50 Había un hombre bueno y justo llamado José. Era miembro del Concilio Supremo judío,
51 pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios.
52 Fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
53 Luego bajó el cuerpo de la cruz, lo envolvió en un largo lienzo de lino y lo colocó en una tumba nueva que había sido tallada en la roca.
54 Esto sucedió el viernes por la tarde, el día de preparación, cuando el día de descanso estaba por comenzar.