27 Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos. Ustedes han cometido un grave error.
28 Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó:—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
29 Jesús contestó:—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor.
30 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
31 El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que estos.
32 El maestro de la ley religiosa respondió:—Bien dicho, Maestro. Has hablado la verdad al decir que hay sólo un Dios y ningún otro.
33 Además yo sé que es importante amarlo con todo mi corazón y todo mi entendimiento y todas mis fuerzas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Esto es más importante que presentar todas las ofrendas quemadas y sacrificios exigidos en la ley.