60 Lo colocó en una tumba nueva, su propia tumba que había sido tallada en la roca. Luego hizo rodar una gran piedra para tapar la entrada y se fue.
61 Tanto María Magdalena como la otra María estaban sentadas frente a la tumba y observaban.
62 Al día siguiente, que era el día de descanso, los principales sacerdotes y los fariseos fueron a ver a Pilato.
63 Le dijeron:—Señor, recordamos lo que dijo una vez ese mentiroso cuando todavía estaba con vida: “Luego de tres días resucitaré de los muertos”.
64 Por lo tanto, le pedimos que selle la tumba hasta el tercer día. Eso impedirá que sus discípulos vayan y roben su cuerpo, y luego le digan a todo el mundo que él resucitó de los muertos. Si eso sucede, estaremos peor que al principio.
65 Pilato les respondió:—Tomen guardias y aseguren la tumba lo mejor que puedan.
66 Entonces ellos sellaron la tumba y pusieron guardias para que la protegieran.