18 Así que no se jacten de haber sido injertados para reemplazar a las ramas que fueron arrancadas. Ustedes son solo una rama, no son la raíz.
19 Tal vez digas: «Bueno, esas ramas fueron arrancadas para darme lugar a mí».
20 Es cierto, pero recuerda: esas ramas fueron arrancadas porque no creyeron en Cristo, y tú estás allí porque sí crees. Así que no te consideres tan importante, más bien teme lo que podría suceder.
21 Pues, si Dios no perdonó a las ramas originales, tampoco te perdonará a ti.
22 Fíjate en que Dios es bondadoso pero también es severo. Es severo con los que desobedecen, pero será bondadoso contigo si sigues confiando en su bondad. En cambio, si dejas de confiar, tú también serás arrancado por completo.
23 Y si el pueblo de Israel abandona su incredulidad, volverá a ser injertado, pues Dios tiene poder para volver a injertarlo en el árbol.
24 Tú, por naturaleza, eras una rama cortada de un olivo silvestre. Por lo tanto, si Dios estuvo dispuesto a ir en contra de la naturaleza al injertarte en un árbol cultivado, él estará mucho más dispuesto a injertar las ramas originales en el árbol al que pertenecen.