13 Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.
14 La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.
15 De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte.
16 Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos.
17 Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.
18 Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión.
19 Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.