7 Dios también la consideró como algo malo, por lo cual castigó a Israel.
8 Entonces David le dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al hacer este censo. He actuado como un necio. Yo te ruego que perdones la maldad de tu siervo.»
9 El Señor le dijo a Gad, el vidente de David:
10 «Anda y dile a David que así dice el Señor: “Te doy a escoger entre estos tres castigos: dime cuál de ellos quieres que te imponga.”»
11 Gad fue adonde estaba David y le dijo:—Así dice el Señor: “Elige una de estas tres cosas:
12 tres años de hambre, o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus enemigos, o tres días en los cuales el Señor castigará con peste el país, y su ángel causará estragos en todos los rincones de Israel.” Piénsalo bien y dime qué debo responderle al que me ha enviado.
13 —¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que yo caiga en las manos del Señor, porque su amor es muy grande, y no que caiga en las manos de los hombres.