18 Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les unieron unos hombres de ese lugar. De allí siguieron hacia Egipto y se presentaron ante el faraón, rey del país, quien le regaló a Hadad una casa y se encargó de darle sustento y tierras.
19 Hadad agradó tanto al faraón, que éste le dio por esposa a su cuñada, una hermana de la reina Tapenés.
20 La hermana de Tapenés dio a luz un hijo, al que llamó Guenubat, y Tapenés lo educó en el palacio real. De modo que Guenubat creció junto con los hijos del faraón.
21 Mientras Hadad estaba en Egipto, se enteró de que ya habían muerto David y Joab, general del ejército. Entonces Hadad le dijo al faraón:—Déjeme usted regresar a mi país.
22 —¿Y por qué quieres regresar a tu país? —le preguntó el faraón—. ¿Acaso te falta algo aquí?—No —respondió Hadad—, ¡pero de todos modos déjeme ir!
23 Dios también incitó a Rezón hijo de Eliadá para que fuera adversario de Salomón. Rezón, que había huido de su amo Hadad Ezer, rey de Sobá,
24 formó una banda de rebeldes y se convirtió en su jefe. Cuando David destruyó a los sirios, los rebeldes fueron a Damasco y allí establecieron su gobierno.