8 De inmediato escribió cartas en nombre de Acab, puso en ellas el sello del rey, y las envió a los ancianos y nobles que vivían en la ciudad de Nabot.
9 En las cartas decía:«Decreten un día de ayuno, y den a Nabot un lugar prominente en la asamblea del pueblo.
10 Pongan frente a él a dos sinvergüenzas y háganlos testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sáquenlo y mátenlo a pedradas.»
11 Los ancianos y nobles que vivían en esa ciudad acataron lo que Jezabel había ordenado en sus cartas.
12 Decretaron un día de ayuno y le dieron a Nabot un lugar prominente en la asamblea.
13 Llegaron los dos sinvergüenzas, se sentaron frente a él y lo acusaron ante el pueblo, diciendo: «¡Nabot ha maldecido a Dios y al rey!» Como resultado, la gente lo llevó fuera de la ciudad y lo mató a pedradas.
14 Entonces le informaron a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado, y está muerto.»