39 David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado.—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello.De modo que se quitó todo aquello,
40 tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo.
41 Éste, por su parte, también avanzaba hacia David detrás de su escudero.
42 Le echó una mirada a David y, al darse cuenta de que era apenas un muchacho, trigueño y buen mozo, con desprecio
43 le dijo:—¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses,
44 añadió:—¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!
45 David le contestó:—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SeñorTodopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado.