5 »Voy a edificar un templo majestuoso, pues nuestro Dios es el más grande de todos los dioses.
6 Pero, ¿cómo edificarle un templo, si ni los cielos más altos pueden contenerlo? ¿Y quién soy yo para construirle un templo, aunque sólo sea para quemar incienso para él?
7 »Envíame un experto para trabajar el oro y la plata, el bronce y el hierro, el carmesí, la escarlata y la púrpura, y que sepa hacer grabados, para que trabaje junto con los expertos que yo tengo en Judá y en Jerusalén, los cuales contrató mi padre David.
8 »Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo, pues yo sé que tus obreros son expertos en cortar estos árboles. Mis obreros trabajarán con los tuyos
9 para prepararme mucha madera, porque el templo que voy a edificar será grande y maravilloso.
10 A tus siervos que corten la madera les daré veinte mil cargas de trigo, veinte mil cargas de cebada, veinte mil medidas de vino, y veinte mil medidas de aceite.»
11 En respuesta, Hiram, rey de Tiro, le envió a Salomón la siguiente carta:«El Señor te ha hecho rey de su pueblo, porque te ama.