11 Los levitas llevaban el cofre a los funcionarios del rey, para que lo examinaran. Cuando veían que había mucho dinero, se presentaban el secretario real y un oficial nombrado por el sumo sacerdote y, luego de vaciar el cofre, volvían a colocarlo en su lugar. Esto lo hacían todos los días, y así recogieron mucho dinero.
12 El rey y Joyadá entregaban el dinero a los que supervisaban la restauración del templo del Señor, y éstos contrataban canteros, carpinteros, y expertos en el manejo del hierro y del bronce, para repararlo.
13 Los supervisores de la restauración trabajaron diligentemente hasta terminar la obra. Repararon el templo del Señor y lo dejaron en buen estado y conforme al diseño original.
14 Cuando terminaron, le llevaron al rey y a Joyadá el dinero que sobró, y éstos lo utilizaron para hacer utensilios para el templo del Señor: utensilios para el culto y para los holocaustos, y cucharones y vasos de oro y de plata.Todos los días, mientras Joyadá vivió, se ofrecieron holocaustos en el templo del Señor.
15 Pero Joyadá envejeció, y murió muy anciano. Cuando murió, tenía ciento treinta años.
16 Fue sepultado junto con los reyes en la Ciudad de David, porque había servido bien a Israel y a Dios y su templo.
17 Después de que Joyadá murió, los jefes de Judá se presentaron ante el rey para rendirle homenaje, y él escuchó sus consejos.