5 “Desde el día en que saqué de la tierra de Egipto a mi pueblo, no elegí a ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo donde yo habitara, ni elegí a nadie para que gobernara a mi pueblo Israel.
6 Más bien, elegí a Jerusalén para habitar en ella, y a David para que gobernara a mi pueblo Israel.”
7 »Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel,
8 pero el Señor le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en mi honor.
9 Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en mi honor.”
10 »Ahora el Señor ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel, y he construido el templo en honor del Señor, Dios de Israel.
11 Allí he colocado el arca, en la cual está el pacto que el Señor hizo con los israelitas.»