5 así que quedó embarazada y se lo hizo saber a David.
6 Entonces David le envió este mensaje a Joab: «Mándame aquí a Urías el hitita.» Y Joab así lo hizo.
7 Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y los soldados, y cómo iba la campaña.
8 Luego le dijo: «Vete a tu casa y acuéstate con tu mujer.» Tan pronto como salió del palacio, Urías recibió un regalo de parte del rey,
9 pero en vez de irse a su propia casa, se acostó a la entrada del palacio, donde dormía la guardia real.
10 David se enteró de que Urías no había ido a su casa, así que le preguntó:—Has hecho un viaje largo; ¿por qué no fuiste a tu casa?
11 —En este momento —respondió Urías—, tanto el arca como los hombres de Israel y de Judá se guarecen en simples enramadas, y mi señor Joab y sus oficiales acampan al aire libre, ¿y yo voy a entrar en mi casa para darme un banquete y acostarme con mi esposa? ¡Tan cierto como que Su Majestad vive, que yo no puedo hacer tal cosa!