1 El Señor envió a Natán para que hablara con David. Cuando este profeta se presentó ante David, le dijo:—Dos hombres vivían en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre.
2 El rico tenía muchísimas ovejas y vacas;
3 en cambio, el pobre no tenía más que una sola ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija.
4 Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico, y como éste no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita.