16 librándonos a mí y a mi hijo de quien quiere eliminarnos, para quedarse con la heredad que Dios nos ha dado.”
17 »Pensé, además, que su palabra me traería alivio, pues Su Majestad es como un ángel de Dios, que sabe distinguir entre lo bueno y lo malo. ¡Que el Señor su Dios lo bendiga!
18 Al llegar a este punto, el rey le dijo a la mujer:—Voy a hacerte una pregunta, y te pido que no me ocultes nada.—Dígame usted.
19 —¿Acaso no está Joab detrás de todo esto?La mujer respondió:—Juro por la vida de Su Majestad que su pregunta ha dado en el blanco. En efecto, fue su siervo Joab quien me instruyó y puso en mis labios todo lo que he dicho.
20 Lo hizo para disimular el asunto, pero Su Majestad tiene la sabiduría de un ángel de Dios, y sabe todo lo que sucede en el país.
21 Entonces el rey llamó a Joab y le dijo:—Estoy de acuerdo. Anda, haz que regrese el joven Absalón.
22 Postrándose rostro en tierra, Joab le hizo una reverencia al rey y le dio las gracias, añadiendo:—Hoy sé que cuento con el favor de mi señor y rey, pues usted ha accedido a mi petición.