4 En seguida añadía: «¡Ojalá me pusieran por juez en el país! Todo el que tuviera un pleito o una demanda vendría a mí, y yo le haría justicia.»
5 Además de esto, si alguien se le acercaba para inclinarse ante él, Absalón le tendía los brazos, lo abrazaba y lo saludaba con un beso.
6 Esto hacía Absalón con todos los israelitas que iban a ver al rey para que les resolviera algún asunto, y así fue ganándose el cariño del pueblo.
7 Al cabo de cuatro años, Absalón le dijo al rey:—Permítame Su Majestad ir a Hebrón, a cumplir un voto que le hice al Señor.
8 Cuando vivía en Guesur de Aram, hice este voto: “Si el Señor me concede volver a Jerusalén, le ofreceré un sacrificio.”
9 —Vete tranquilo —respondió el rey.Absalón emprendió la marcha a Hebrón,
10 pero al mismo tiempo envió mensajeros por todas las tribus de Israel con este mensaje: «Tan pronto como oigan el toque de trompeta, exclamen: “¡Absalón reina en Hebrón!”»