22 así que Abner le advirtió una vez más:—¡Deja ya de perseguirme, o me veré obligado a matarte! Y entonces, ¿cómo podría darle la cara a tu hermano Joab?
23 Como Asael no dejaba de perseguirlo, Abner le dio un golpe con la punta trasera de su lanza y le atravesó el vientre. La lanza le salió por la espalda, y ahí mismo Asael cayó muerto.Todos los que pasaban por ahí se detenían a ver el cuerpo de Asael,
24 pero Joab y Abisay se lanzaron tras Abner. Ya se ponía el sol cuando llegaron al collado de Amá, frente a Guiaj, en el camino que lleva al desierto de Gabaón.
25 Entonces los soldados benjaminitas se reunieron para apoyar a Abner, y formando un grupo cerrado tomaron posiciones en lo alto de una colina.
26 Abner le gritó a Joab:—¿Vamos a dejar que siga esta matanza? ¿No te das cuenta de que, al fin de cuentas, la victoria es amarga? ¿Qué esperas para ordenarles a tus soldados que dejen de perseguir a sus hermanos?
27 Joab respondió:—Tan cierto como que Dios vive, que si no hubieras hablado, mis soldados habrían perseguido a sus hermanos hasta el amanecer.
28 En seguida Joab hizo tocar la trompeta, y todos los soldados, dejando de perseguir a los israelitas, se detuvieron y ya no pelearon más.