23 Sin ocultar su alegría, el rey ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no se le halló un solo rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios.
24 Entonces el rey mandó traer a los que falsamente lo habían acusado, y ordenó que los arrojaran al foso de los leones, junto con sus esposas y sus hijos. ¡No habían tocado el suelo cuando ya los leones habían caído sobre ellos y les habían triturado los huesos!
25 Más tarde el rey Darío firmó este decreto:«A todos los pueblos, naciones y lenguas de este mundo:»¡Paz y prosperidad para todos!
26 »He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel.»Porque él es el Dios vivo,y permanece para siempre.Su reino jamás será destruido,y su dominio jamás tendrá fin.
27 Él rescata y salva;hace prodigios en el cieloy maravillas en la tierra.¡Ha salvado a Danielde las garras de los leones!»
28 Fue así como Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro el Persa.