8 »El macho cabrío cobró gran fuerza, pero en el momento de su mayor grandeza se le rompió el cuerno más largo, y en su lugar brotaron cuatro grandes cuernos que se alzaron contra los cuatro vientos del cielo.
9 De uno de ellos salió otro cuerno, pequeño al principio, que extendió su poder hacia el sur y hacia el este, y también hacia nuestra hermosa tierra.
10 Creció hasta alcanzar al ejército de los cielos, derribó algunas estrellas y las pisoteó,
11 y aun llegó a sentirse más importante que el jefe del ejército de los cielos. Por causa de él se eliminó el sacrificio diario y se profanó el santuario.
12 Por la rebeldía de nuestro pueblo, su ejército echó por tierra la verdad y quitó el sacrificio diario. En fin, ese cuerno hizo y deshizo.
13 »Escuché entonces que uno de los santos hablaba, y que otro le preguntaba: “¿Cuánto más va a durar esta visión del sacrificio diario, de la rebeldía desoladora, de la entrega del santuario y de la humillación del ejército?”
14 Y aquel santo me dijo: “Va a tardar dos mil trescientos días con sus noches. Después de eso, se purificará el santuario.”