3 »Cuando alguien del pueblo sacrifique un buey o un cordero, los sacerdotes tendrán derecho a la espaldilla, las quijadas y los intestinos.
4 También les darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, así como la primera lana que esquiles de tus ovejas.
5 Porque el Señor tu Dios los eligió a ellos y a su descendencia, de entre todas tus tribus, para que estuvieran siempre en su presencia, ministrando en su nombre.
6 »Si un levita que viva en alguna de las ciudades de Israel, respondiendo al impulso de su corazón se traslada al lugar que el Señor haya elegido,
7 podrá ministrar en el nombre del Señor su Dios como todos los otros levitas que sirvan allí, en la presencia del Señor.
8 Recibirá los mismos beneficios que ellos, además de su patrimonio familiar.
9 »Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones.