1 El rey y Amán fueron al banquete de la reina Ester,
2 y al segundo día, mientras brindaban, el rey le preguntó otra vez:—Dime qué deseas, reina Ester, y te lo concederé. ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!
3 Ester respondió:—Si me he ganado el favor de Su Majestad, y si le parece bien, mi deseo es que me conceda la vida. Mi petición es que se compadezca de mi pueblo.
4 Porque a mí y a mi pueblo se nos ha vendido para exterminio, muerte y aniquilación. Si sólo se nos hubiera vendido como esclavos, yo me habría quedado callada, pues tal angustia no sería motivo suficiente para inquietar a Su Majestad.
5 El rey le preguntó:—¿Y quién es ése que se ha atrevido a concebir semejante barbaridad? ¿Dónde está?