6 —¡El adversario y enemigo es este miserable de Amán! —respondió Ester.Amán quedó aterrorizado ante el rey y la reina.
7 El rey se levantó enfurecido, dejó de beber y salió al jardín del palacio. Pero Amán, dándose cuenta de que el rey ya había decidido su fin, se quedó para implorarle a la reina Ester que le perdonara la vida.
8 Cuando el rey volvió del jardín del palacio a la sala del banquete, Amán estaba inclinado sobre el diván donde Ester estaba recostada. Al ver esto, el rey exclamó:—¡Y todavía se atreve éste a violar a la reina en mi presencia y en mi casa!Tan pronto como el rey pronunció estas palabras, cubrieron el rostro de Amán.
9 Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo:—Hay una estaca a veinticinco metros de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey.—¡Empálenlo en ella! —ordenó el rey.
10 De modo que empalaron a Amán en la estaca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Con eso se aplacó la furia del rey.