4 Si te niegas a dejarlos ir, mañana mismo traeré langostas sobre tu país.
5 De tal manera cubrirán la superficie de la tierra que no podrá verse el suelo. Se comerán lo poco que haya quedado después del granizo, y acabarán con todos los árboles que haya en los campos.
6 Infestarán tus casas, y las de tus funcionarios y las de todos los egipcios. ¡Será algo que ni tus padres ni tus antepasados vieron jamás, desde el día en que se establecieron en este país hasta la fecha!”»Dicho esto, Moisés se dio media vuelta y se retiró de la presencia del faraón.
7 Entonces los funcionarios le dijeron al faraón:—¿Hasta cuándo este individuo será una trampa para nosotros? ¡Deja que el pueblo se vaya y que rinda culto al Señor su Dios! ¿Acaso no sabes que Egipto está arruinado?
8 El faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:—Vayan y rindan culto al Señor su Dios. Tan sólo díganme quiénes van a ir.
9 —Nos van a acompañar nuestros jóvenes y nuestros ancianos —respondió Moisés—. También nos acompañarán nuestros hijos y nuestras hijas, y nuestros rebaños y nuestros ganados, pues vamos a celebrar la fiesta del Señor.
10 —Que el Señor los acompañe —repuso el faraón—, ¡si es que yo dejo que se vayan con sus mujeres y sus hijos! ¡Claramente se ven sus malas intenciones!