1 En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.
2 Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado.
3 (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él.)
4 De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente.
5 También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes,
6 cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas.