22 Por eso, así dice el Señor: “Estoy contra el faraón, rey de Egipto. Le quebraré los dos brazos, el sano y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano.
23 Voy a dispersar a los egipcios entre las naciones; voy a esparcirlos entre los países.
24 Fortaleceré a su vez los brazos del rey de Babilonia: pondré mi espada en sus manos y quebraré los brazos del faraón. Entonces él gemirá ante su enemigo como herido de muerte.
25 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y haré que desfallezcan los brazos del faraón. Y cuando ponga yo mi espada en manos del rey de Babilonia, y él la extienda contra Egipto, se sabrá que yo soy el Señor.
26 Dispersaré por las naciones a los egipcios; los esparciré entre los países. Entonces sabrán que yo soy el Señor.”»