7 Nadie invoca tu nombre,ni se esfuerza por aferrarse a ti.Pues nos has dado la espalday nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.
8 A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;nosotros somos el barro, y tú el alfarero.Todos somos obra de tu mano.
9 No te enojes demasiado, Señor;no te acuerdes siempre de nuestras iniquidades.¡Considera, por favor,que todos somos tu pueblo!
10 Tus ciudades santas han quedado devastadas,y hasta Sión se ha vuelto un desierto;Jerusalén es una desolación.
11 Nuestro santo y glorioso templo,donde te alababan nuestros padres,ha sido devorado por el fuego.Ha quedado en ruinastodo lo que más queríamos.
12 Ante todo esto, Señor, ¿no vas a hacer nada?¿Vas a guardar silencio y afligirnos sin medida?