2 «Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que desde los tiempos de Josías, desde que comencé a hablarte hasta ahora, te he dicho acerca de Israel, de Judá y de las otras naciones.
3 Cuando los de Judá se enteren de todas las calamidades que pienso enviar contra ellos, tal vez abandonen su mal camino y pueda yo perdonarles su iniquidad y su pecado.»
4 Jeremías llamó a Baruc hijo de Nerías, y mientras le dictaba, Baruc escribía en el rollo todo lo que el Señor le había dicho al profeta.
5 Luego Jeremías le dio esta orden a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la casa del Señor.
6 Por tanto, ve a la casa del Señor en el día de ayuno, y lee en voz alta ante el pueblo de Jerusalén las palabras del Señor que te he dictado y que escribiste en el rollo. Léeselas también a toda la gente de Judá que haya venido de sus ciudades.
7 ¡A lo mejor su oración llega a la presencia del Señor y cada uno se convierte de su mal camino! ¡Ciertamente son terribles la ira y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo!»
8 Baruc hijo de Nerías hizo tal y como le había ordenado el profeta Jeremías: Leyó en la casa del Señor las palabras contenidas en el rollo.