26 Y cuando mi piel haya sido destruida,todavía veré a Dios con mis propios ojos.
27 Yo mismo espero verlo;espero ser yo quien lo vea, y no otro.¡Este anhelo me consume las entrañas!
28 »Ustedes dicen: “Vamos a acosarlo,porque en él está la raíz del mal.”
29 Pero cuídense de la espada,pues con ella viene la ira justiciera,para que sepan que hay un juez.»