19 Entonces Josué les dijo:—Ustedes son incapaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y Dios celoso. No les tolerará sus rebeliones y pecados.
20 Si ustedes lo abandonan y sirven a dioses ajenos, él se les echará encima y les traerá desastre; los destruirá completamente, a pesar de haber sido bueno con ustedes.
21 Pero el pueblo insistió:—¡Eso no pasará jamás! Nosotros sólo serviremos al Señor.
22 Y Josué les dijo una vez más:—Ustedes son testigos contra ustedes mismos de que han decidido servir al Señor.—Sí, sí lo somos —respondió toda la asamblea.
23 Josué replicó:—Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!
24 El pueblo respondió:—Sólo al Señor nuestro Dios serviremos, y sólo a él obedeceremos.
25 Aquel mismo día Josué renovó el pacto con el pueblo de Israel. Allí mismo, en Siquén, les dio preceptos y normas,