40 Los dos coros ocuparon sus sitios en el templo de Dios. Lo mismo hicimos yo, la mitad de los oficiales del pueblo,
41 y los sacerdotes Eliaquín, Maseías, Minjamín, Micaías, Elihoenay, Zacarías, Jananías,
42 Maseías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. En seguida los cantores empezaron a cantar a toda voz, dirigidos por Izraías.
43 Ese día se ofrecieron muchos sacrificios y hubo fiesta, porque Dios los llenó de alegría. Hasta las mujeres y los niños participaron. Era tal el regocijo de Jerusalén que se oía desde lejos.
44 Aquel día se nombró a los encargados de los depósitos donde se almacenaban los tesoros, las ofrendas, las primicias y los diezmos, para que depositaran en ellos las contribuciones que provenían de los campos de cada población y que, según la ley, les correspondían a los sacerdotes y a los levitas. La gente de Judá estaba contenta con el servicio que prestaban los sacerdotes y levitas,
45 quienes según lo establecido por David y su hijo Salomón se ocupaban del servicio de su Dios y del servicio de purificación, junto con los cantores y los porteros.
46 Por mucho tiempo, desde los días de David y de Asaf, había directores de coro y cánticos de alabanza y de acción de gracias a Dios.