7 y has nombrado profetas para que te proclamen rey en Jerusalén, y se declare: “¡Tenemos rey en Judá!” Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo esto llegue a oídos del rey.»
8 Yo envié a decirle: «Nada de lo que dices es cierto. Todo esto es pura invención tuya.»
9 En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra.«Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!»
10 Fui entonces a la casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehitabel, que se había encerrado en su casa. Él me dijo:«Reunámonos a puerta cerradaen la casa de Dios,en el interior del templo,porque vendrán a matarte.¡Sí, esta noche te quitarán la vida!»
11 Pero yo le respondí:—¡Yo no soy de los que huyen! ¡Los hombres como yo no corren a esconderse en el templo para salvar la vida! ¡No me esconderé!
12 Y es que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que se las daba de profeta porque Sambalat y Tobías lo habían sobornado.
13 En efecto, le habían pagado para intimidarme y hacerme pecar siguiendo su consejo. De este modo podrían hablar mal de mí y desprestigiarme.