1 Un día, el pueblo se quejó de sus penalidades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento.
2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y éste oró al Señor por ellos y el fuego se apagó.
3 Por eso aquel lugar llegó a ser conocido como Taberá, pues el fuego del Señor ardió entre ellos.
4 Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne!
5 ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos!
6 Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»
7 A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina.