2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y éste oró al Señor por ellos y el fuego se apagó.
3 Por eso aquel lugar llegó a ser conocido como Taberá, pues el fuego del Señor ardió entre ellos.
4 Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne!
5 ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos!
6 Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»
7 A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina.
8 El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite.