29 Balán le respondió:—¡Te has venido burlando de mí! Si hubiera tenido una espada en la mano, te habría matado de inmediato.
30 La burra le contestó a Balán:—¿Acaso no soy la burra sobre la que siempre has montado, hasta el día de hoy? ¿Alguna vez te hice algo así?—No —respondió Balán.
31 El Señor abrió los ojos de Balán, y éste pudo ver al ángel del Señor en el camino y empuñando la espada. Balán se inclinó entonces y se postró rostro en tierra.
32 El ángel del Señor le preguntó:—¿Por qué golpeaste tres veces a tu burra? ¿No te das cuenta de que vengo dispuesto a no dejarte pasar porque he visto que tus caminos son malos?
33 Cuando la burra me vio, se apartó de mí tres veces. De no haber sido por ella, tú estarías ya muerto y ella seguiría con vida.
34 Balán le dijo al ángel del Señor:—He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.
35 Pero el ángel del Señor le dijo a Balán:—Ve con ellos, pero limítate a decir sólo lo que yo te mande.Y Balán se fue con los jefes que Balac había enviado.