11 —Ya me han contado —le respondió Booz— todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu esposo; cómo dejaste padre y madre, y la tierra donde naciste, y viniste a vivir con un pueblo que antes no conocías.
12 ¡Que el Señor te recompense por lo que has hecho! Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.
13 —¡Ojalá siga yo siendo de su agrado, mi señor! —contestó ella—. Usted me ha consolado y me ha hablado con cariño, aunque ni siquiera soy como una de sus servidoras.
14 A la hora de comer, Booz le dijo:—Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre.Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró.
15 Después, cuando ella se levantó a recoger espigas, él dio estas órdenes a sus criados:—Aun cuando saque espigas de las gavillas mismas, no la hagan pasar vergüenza.
16 Más bien, dejen caer algunas espigas de los manojos para que ella las recoja, ¡y no la reprendan!
17 Así que Rut recogió espigas en el campo hasta el atardecer. Luego desgranó la cebada que había recogido, la cual pesó más de veinte kilos.