6 Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!»
7 Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.
8 Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, eran esclavos de los que en realidad no son dioses.
9 Pero ahora que conocen a Dios —o más bien que Dios los conoce a ustedes—, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos?
10 ¡Ustedes siguen guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años!
11 Temo por ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano.
12 Hermanos, yo me he identificado con ustedes. Les suplico que ahora se identifiquen conmigo. No es que me hayan ofendido en algo.