25 lo interrogaron:—Pues si no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26 —Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen,
27 y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.
28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
29 Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
30 De éste hablaba yo cuando dije: “Después de mí viene un hombre que es superior a mí, porque existía antes que yo.”
31 Yo ni siquiera lo conocía, pero, para que él se revelara al pueblo de Israel, vine bautizando con agua.»