34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua.
35 El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso»
37 y, como dice otra Escritura: «Mirarán al que han traspasado.»
38 Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo.
39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe.
40 Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas.